29 marzo 2006

Fulgencia, vibraba
en mis palabras
como si fuese a cortarse,
a transformarse nuevamente
en barro
ella lo buscaba y yo
lo sabía
como amarillo su ausencia

la tarde era suficiente y
la excusa exacta, librando
desnudas mímicas de
letra mansa, intentaba yo
demorar su partida,
siendo la hoja blanca
en el centro de la mesa
mi única arma ( su cebo)

Fulgencia era azul y
todo lo sabía
mis deseos, el secreto
del laberinto y
el camino escorpión

una vez
a tientas jugamos
a ser, por los pasillos
verdes, llamándonos
con nueces o con palomas
y a la vuelta de
la esquina que deseáramos
enfrentados

semilla y maestro
nos dábamos aliento
para seguir
buscándonos

Fulgencia
descalza
de piel y sol
mancia de la inocencia
en mi infancia Fulgencia
era yo

7 comentarios:

Gustavo DERFLER dijo...

Se puede buscar la 1º parte de esta historia en "la manara en que decimos sombra"
Genial los dos poemas

Vivian dijo...

Muy lindo martín.... un beso grande

ivan buenader dijo...

Muy bueno.
Me erizó los brazos, como la primera vez que leí BITÁCORA DE AMOR (DESCONOZCO LA SALIDA).

Lo-que-serA dijo...

¡Qué maravilla la Fulgencia! Qué poema tan orgánico. Besos, Martín.

ivan buenader dijo...

ah, no vale. acá yo ya había opinado :(

Gustavo DERFLER dijo...

Siempre vale opinar!!!!!!

Anónimo dijo...

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